jueves, 12 de julio de 2007



Nuestros indios tenían una forma de religión politeísta. Creían en la existencia de un dios protector al que llamaban Yucahú y otros dioses (de la cosecha, del viento, etc...) a los que pedían ayuda y protección. Los indios hacían figuras de sus dioses llamadas “cemís” en piedra, barro, madera y oro.

Cuando los caciques deseaban consultar a los dioses, ayunaban por espacio de algunos días y luego, con una paleta o espátula vómica hecha de hueso, se provocaban el vómito, pues creían que para hablar con los dioses había que tener el cuerpo limpio de impurezas. El cacique aspiraba polvo de cohoba y otras plantas narcóticas por la nariz, que le producían alucinaciones, por lo que durante el rito creía ver y oír a los dioses.

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